miércoles, 27 de enero de 2016

Venir al trabajo a pie vs. Venir al trabajo en carro

Un reto personal para cambiar uno de mis peores hábitos

El diciembre pasado cuando vi el detalle del cobro del marchamo de mi carro, venían 40000 colones en multas por estacionarme en áreas no permitidas en el cantón central de San José. No que yo no supiera, me encontré las multas prensadas en los limpia parabrisas cada vez.

Trabajo en Barrio Amón (calle 7, avenida 11, casa #953). Sobre la calle 7 (controlada por la Municipalidad de San José) es prohibido parquearse sin poner una boleta (que ahora se obtiene de una máquina que muchas veces no funciona) y hay un policía municipal que pasa regularmente a revisar si los carros están parqueados en regla. Y en un tramo de la avenida 11 es posible parquearse sin dicha boleta porque eso es territorio del MOPT y esta institución nunca pasa a controlar. Entonces, por los dos últimos años, he venido en carro y casi siempre encontré parqueo en ese tramo de la Avenida 11 y fui como feliz. Otras veces, pagué (y en exceso) por la boleta para parquearme sobre la calle 7 y en otras ocasiones la máquina no funcionó o deliberadamente me la jugué. Sin darle importancia a cuál era el problema real de esta situación, seguí viniendo en carro, incluso - confieso- hasta los días que tengo restricción vehicular.

A mitad de diciembre, en uno de los últimos almuerzos que comparto con mis compañeros de trabajo en la casa #953, les comenté la increíble injusticia de que me cobraran 40000 colones en multas en el derecho de circulación de mi vehículo y casi al unísono, como personas conocedoras de algo que a mí se me hacía imposible ver, me dijeron: "Paula, ¿porqué usted no viene en bus?".

"Paula, ¿porqué usted no viene en bus?" entró en mi cerebro como un dardo rápido y certero, llegándome al espacio reservado para CONTRADICCIONES y me dejé responder lo siguiente: "es que a mí no me gusta andar en bus". 

Es casi lindo cuando uno se reconoce en la zona de la contradicción. Y aún más lindo cuando está rodeado de gente que lo mira estupefacto pero sin misericordia alguna y le tira todos los argumentos en su contra: vivo a solo 2.2 km de mi trabajo, soy la gestora y promotora de un programa verde en mi trabajo en el cual embarqué a todos, y conducir un vehículo de pasajeros privado es quizás la actividad diaria más "contaminante" que el ciudadano común realiza.

En fin, a partir del 11 de enero que inició mi año laboral he tomado el bus de Guadalupe cada mañana (por un costo de 330 colones), me bajo frente al Parque España y camino hasta la casa #953 de Barrio Amón. A la salida, me regreso caminando. Atravieso Barrio Amón, Barrio Otoya, Barrio Aranjuez, paso el puente de los Incurables y llego a Colonia del Río en tan solo 30 minutos (lo mismo o menos que se tarda en hora pico hacer ese recorrido en carro).

No canto aun victoria, pero sí puedo y además ya me gusta ser peatón.





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